Dentro del psicoanálisis se
generan gran cantidad de preguntas, esto partiendo de la posición de los
psicoanalistas como escépticos y en muchos casos estoicos (hablando de la
corriente filosófica que afirma “admitir algo que se encuentra más allá de su
verdadero objeto de estudio y materia” Epicteto). Partiendo a esto una de las
dudas básicas que surgen desde Freud, son:
¿Qué es una mujer?
y ¿Qué es un hombre?
Gustav Klimt “El beso”
Si bien estas dudas, tienen una resolución
en Freud derivada del complejo de Edipo en donde este autor hace referencia al
complejo de Edipo, centrando estas distintas resoluciones tanto en la
castración (en el caso de la mujer), como en la identificación con el falo (en
el caso del hombre). Esto explicado brevemente en la tesis posterior de Lacan
refiere que las personas, no propiamente por ser hombre o mujer, puede generar
tanto la identificación con el falo, como la vivencia de la castración. Esto
ejemplificado en la frase:
“No todo lo que no es hombre es mujer” (Seminario 20:
Aún, Jacques Lacan)
En el mismo seminario refiere que
de acuerdo a que la posición que el sujeto asuma como ser sexuado podrá vivir
tanto un tipo de goce como el otro, es decir el goce de ser mujer, como el de
ser hombre. Contrario a lo que podemos pensar estas cuestiones no están
centradas en el género, ya que el sujeto mismo no es carente de elección, una
elección que responde a una representación consiente.
Los puntos anteriores hablan de
como entonces las ideas hegemónicas, presentes en el imaginario de lo que es un
hombre y lo que es una mujer, son en sí solo dos de las muchas posibilidades de
elección. He aquí mismo que surgen distintas necesidades de nombrarse, esto
inclusive pasando a puntos más transversales que la elección de un objeto de
deseo (como pueden ser la homosexualidad, heterosexualidad, bisexualidad, o
asexualidad). Al hablar de esta “necesidad de nombrarse” podemos evocar otros
ejemplos como son: metrosexual, ubersexual, pansexual, transexual, cisgénero,
entre otros.
El problema que surge de esto es
que más que una identificación con el goce individual, se genera una
identificación con distintas identidades de la colectividad, en donde los
sujetos se apropian de un goce, anulando el deseo. He aquí que dejo la cuestión
¿Es entonces una identificación con un goce colectivo, una forma de liberación,
o una anulación del deseo propio?


