El día de ayer 5 de septiembre se
conmemoró el día internacional de la mujer indígena, algo cuyo único impulsor
en este país pareciera ser Amnistía Internacional. Podemos pensar en
situaciones actuales que evitaron que esto fuera visualizado. Además de características
asociadas al contexto en donde si bien se tratan temas relacionados a las
poblaciones indígenas de nuestro país, no se tratan las problemáticas que viven
las personas pertenecientes a estas.
Es por eso que se planteará
brevemente una de las problemáticas significativas que viven las mujeres indígenas
de México. Es decir la falta de remuneración al trabajo ejercido y algunas
implicaciones que esto tiene, enfocándonos principalmente en el género.
"Taller de derechos laborales dirigido a mujeres indígenas. Zacapoaxtla, Puebla."
De acuerdo a datos de la CEPAL a
la semana los hombres de zonas rurales de México ocupan cerca de 44 horas
semanales en trabajo remunerado y 14 horas en trabajo no remunerado. Mientras
que las mujeres ocupan 37 horas semanales en trabajo remunerado y 57 en trabajo
no remunerado. Lo que no solo implica que las mujeres en zonas rurales laboran
en promedio 36 horas semanales más que los hombres, si no que la mayoría de
estas horas no son remuneradas. Esto sin considerar que en gran cantidad de ocasiones
las mujeres se dedican solo a trabajo no remunerado.
Mucho de esto se encuentra
justificado en el discurso, por ejemplo en testimonios recopilados en
comunidades indígenas de Puebla, como son Quetzalapa, San Juan Acateno y Santa
Ana Teloxtoc las mujeres manifiestan: “Es que nosotras no podemos trabajar porque
es pesado”, “A ellos les pagan más porque trabajan más”. Al observar dentro del
trabajo de campo pudiera incluso justificarse bajo el hecho de que el trabajo
mismo requiere fuerza física. Sin embargo cabe hacer el contraste de
testimonios de comunidades como Hueynaupan, La Libertad, y Teziutlan, en donde
testimonios como: “Trabajamos pero no nos pagan”, “Mi esposo y yo trabajábamos en
el campo pero me dijo que no porque voy a descuidar a los niños” y “Yo estudio
y también trabajo aunque mi papá quiere que me dedique a hacer tortillas”.
"Cuetzalan del Progreso, Puebla"
Los testimonios denotan que la
situación va más allá de la simple distribución del trabajo, y revelan un contexto
en donde la discriminación por ser mujer está presente. Cabe denotar que si
bien en las zonas urbanas esta discriminación también es un problema presente,
no se vive de la misma manera. Considerando de antemano el contexto económico,
y racial. Además de factores relacionados a la cultura y la identidad, esta
última entendida por Erick Erickson* como aquello que los individuos
identificamos como la percepción que tiene el individuo de sí mismo.
El punto reside en si en la
definición de Erickson, y se expresa en la siguiente pregunta ¿Qué provoca que
mujeres de una comunidad indígena a otra, las dos pertenecientes al mismo
estado, tengan tan contrastantes puntos de vista sobre lo que les debe ser
retribuidas por el trabajo? Y ¿Cómo esto esta permeado por la cultura y la identidad?
Si bien la respuesta no es simple, el analizar desde el género es en sí un
punto de partida importante para encontrar una respuesta.
*Erick Erickson, 1997, Teorías de la Personalidad.


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